En una excursión por la localidad de Mairena del Alcor, con la intención de contemplar uno de sus monumentos
“el Castillo de Luna”, me asaltaron los recuerdos.
Era en el verano de 1977 cuando acompañaba a mi padre en un viaje por el lugar. Allí nos recibió un ilustre anciano que hacia las funciones de conservador de la finca y del museo de
Jorge Eduardo Bonsor.
Nuestro guía nos enseñó la casa-museo que permanecía prácticamente intacta desde 1930, año de la muerte del prestigioso erudito. De la importancia de la obra y el legado de Bonsor no me voy a extender, sólo recordar importantes descubrimientos como la necrópolis romana de Carmona.
En las vitrinas de su casa pude contemplar un recorrido por toda la historia del bajo Guadalquivir, quedando tan impresionado que a partir de ese momento, comencé a sentir una gran pasión por todo lo antiguo.
El Ayuntamiento tomó una acertada decisión cuando compró a sus herederos el Castillo y una parte importante de lo legado por el prestigioso arqueólogo.
De nuevo me lleva a la memoria revivir esos momentos, dada la situación análoga que atraviesa
Cerámica Montalván. Esta histórica industria que funda Saturnino García Montalván al rededor de 1850 y que continua su hijo Francisco García-Montalván y posteriormente su nieto
Manuel García-Montalván con el nombre de Nuestra Señora de la O.
FACHADA DE LA FÁBRICA DE CERÁMICA ARTÍSTICA NTRA. SRA. DE LA O- CERÁMICA MONTALVÁN SEVILLA
Ha sellado sus puertas, apagados sus hornos, cerrada la ventanilla de la oficina y guardada la gastada máquina de escribir donde veía con ansiosa ilusión como Antonio Muñoz y José Canto, redactaban los primeros recibos que por mis azulejos cobraba.
Ya hacía mucho tiempo que no sonaba el runrún de la molina de los colores, donde celosamente molturaba sus fórmulas de esmaltes Domingo el Alfarero.
Probablemente no volverá a oler más la
calle Covadonga, al inconfundible aroma de la corteza de madera de pino cuando era descargada del vetusto camión de Martínez, ya que los rumores sobre el destino de este legendario solar, se presenta incierto y cada vez más inquietante con la posibilidad de no ser justamente valorado el recinto, con el consabido argumento de falta de interés patrimonial.
Sin embargo el espacio que ocupa la fábrica, es una sucesión y ampliación de talleres que fueron dejando la marca de cada época por la que pasó la cerámica trianera y la manufactura García- Montalván. Este recinto donde aun permanecen muflas de leñas muy antiguas como las de San José o San Enrique.
El edificio de la casa de entrada principal de tipología del siglo XIX en la calle Alfarería, las casas de la calle Antillanos Campos o la vivienda que entre 1925-27 se construiría Manuel García-Motalván con diseño del arquitecto
Juan Talavera Heredia, esquina a calle Covadonga y que su parte baja sirvió de exposición prácticamente desde entonces.
Fue este último miembro de la saga quien situó en un punto relevante este viejo alfar, realizando obras que pueden contemplarse en muchos lugares del mundo, propagando de esta manera, el buen nombre de la Cerámica de Triana. En mis manos tengo en este momento, una estampa que dice:
“SANCHO PANZA, ESTATUA DE BARRO COCIDO INSTALADA EN 29 WASHINGTON SQUARE. NEW YORK, N. Y. U.S.A. NUESTRA SEÑORA DE LA O. FÁBRICA DE CERÁMICA ARTÍSTICA. DIRECTOR PROPIETARIO MANUEL G. MONTALVÁN. ANTILLANO CAMPOS 23 Y COVADONGA, 4 ESCRITORIO Y DESPACHO: ALFARERÍA, 11 Y 13. TELÉFONO 25652. TRIANA. SEVILLA”
Y no es la primera vez que este taller pasa por un momento de inflexión difícil, ya que Manuel García-Montalván, no dejó descendientes que continuaran con la tradición familiar, pareciendo que aquí se terminaría la dinastía de estos ceramistas. Él pensó que el uso más importante que se le podía dar a todo lo que habían creado los que le precedieron en el oficio, era crear una escuela de ceramistas en la misma factoría, y así de esta forma, no se perdería el tradicional oficio del primitivo arrabal.
Según me contó el profesor David Martínez cuando era estudiante de la Escuela de Artes y Oficios, dato posteriormente confirmado por Jesús Luengo Mena en su libro: “
Los Salesianos en Triana”, la voluntad expresada en el testamento del artista, era la de constituir una Fundación que gestionada por los Salesianos del barrio, acrecentaran un centro de formación en el arte de los barros vidriados.
No sé si todavía sobre las paredes de la veterana empresa, cuelgan los bocetos, proyectos, diplomas de premios, fotografías etc., que tanto me fascinaron de niño.
FACHADA DEL COLEGIO DE LOS SALESIANOS DE TRIANA CON AZULEJOS PINTADOS POR MANUEL GARCÍA-MONTALVÁN Y DE LA FCA. DE MENSAQUE RODRÍGUEZ Y CÍA.
Espero que no sólo permanezcan como testigos mudos de un pasado esplendido, sino que sean testimonio vivo de un futuro esperanzador y que se cumpla el deseo del genial ceramista de convertir aquel emplazamiento, en la sede de la Escuela Superior de Cerámica de Sevilla.
ALFONSO ORCE
EL ARTÍCULO EN TRIANA CRÓNICA DEL MES DE ABRIL DE 2012
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