LA PUERTA DEL NACIMIENTO
Catedral de Sevilla
Lorenzo
Mercadante de Bretaña
( 1454-67)
Obra en alabastro y barro cocido
Alfonso Orce
Cuando el cardenal Juan de Cervantes llamó al escultor bretón
Lorenzo Mercadante de Bretaña para encargarse de realizar el
monumento fúnebre que albergaría la tumba del prelado, quedó
impresionado por las dotes artísticas de este genial escultor.
Pronto recibió más encargos para el templo catedralicio hispalense,
entre ellos la Puerta del Nacimiento o de San Miguel como es más
conocida en el mundo cofrade de la ciudad, por ser el lugar por donde
entran las cofradías en Semana Santa , aunque el nombre viene de
situarse frente a la antigua Universidad de San Miguel, fundada en
tiempos de Alfonso X el Sabio.
En las obras del exterior de la Catedral el escultor Mercadante
decide utilizar la arcilla. Se desconoce los motivos que llevaron al
artista para tomar esta decisión, que hace a la Catedral de Sevilla
la única en el mundo de estilo gótico que las obras escultóricas
de sus portadas sean de barro cocido, aunque se puede deducir algunos
de esos motivos. En aquellos momentos el templo sevillano era el más
grande que se construía de su estilo y requería figuras de piedra
de gran tamaño, material que por otro lado carecía Sevilla y su
entorno, lo que resultaría una tarea ardua de llevar a cabo.
A su llegada a Sevilla el imaginero debió de descubrir que muchos
entalladores modelaban sus obras con las tierras aluviales de la
Vega de Triana y las margas azules de la cornisa del Aljarafe, siendo
muy apreciado los productos de sus alfares. Por eso, no es
casualidad que las principales obras de escultura de la fachada de
la Catedral de Sevilla estén realizadas en barro cocido, ya que
existía en nuestra ciudad desde la antigüedad una larga tradición
en la industria del barro.
Contaba Justino
Matute en su famoso libro APARATO PARA ESCRIBIR LA HISTORIA DE
TRIANA :
“Por un padron
que, he visto formado en el año 1596 de todas las calles y
casas principales de que se componían Sevilla, consta
que había en Triana diez hornos de ladrillo y tejas, y treinta de lo
blanco y prieto; más el comercio de América fomentó este arte que
en corto tiempo tocó á su mayor altura, y en el nuestro lo vemos
decaer, sino es que dígamos precipitarse
. El viajero Ponz, examinó estas fábricas por los años
1785, dice hablando de ellas: “ Merece alguna
consideración la bagilla de loza, que se hace en los alfahares de
Triana, para consumo de esta provincia y de otras, como también para
embarcan á América: y oigo decir , que esta
manufactura va mejorando consistiendo hoy en veinte y tres
“maestros caudaleros , con otros doce maestros blanquero s”
(i) Mas el marques de Torreblanca, director de la Real Sociedad
Patriótica de Sevilla, en la Oracion que
dijo en ella el 23 de noviembre de 1791, afirma que
había 86 hornos de loza y vidriado, en que se empleaban trescientas
cuarenta y seis personas con la utilidad de 2.291,474 reales de
vellon. Hoy, año de 1817, solo se enumeran sesenta y dos hornos de
loza de todas clases.”
Aquella
decisión hizo de Lorenzo Mercadante de Bretaña el pionero entre
los grande artistas que llegaron a nuestra ciudad, y dejaron
grandes obras modeladas y cocidas en los hornos de Triana. Entre
esos artista podemos destacar a su dicipulo Pedro Millán , que
trabaja igualmente para la Catedral y para Convento de Sata Paula,
junto al ceramista de origen italiano afincado en Triana Francisco
Niculoso Pisano. En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se puede
contemplar la obra del escultor Millán Llanto sobre Cristo
Muerto, realizada igualmente en barro cocido a finales del siglo
XV. No podemos dejar de nombrar a la considerada obra cumbre
de la escultura en arcilla para cerrar estas breves anotaciones, San
Jerónimo Penitente del artista florentino
Pietro Torrigienano que se conserva en el museo de arte sevillano.
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