domingo, 12 de enero de 2020

LA PUERTA DEL NACIMIENTO Catedral de Sevilla




  LA PUERTA DEL NACIMIENTO
Catedral de Sevilla

Lorenzo Mercadante de Bretaña ( 1454-67)
Obra en alabastro y barro cocido

Alfonso Orce

Cuando el cardenal Juan de Cervantes llamó al escultor bretón Lorenzo Mercadante de Bretaña para encargarse de realizar el monumento fúnebre que albergaría la tumba del prelado, quedó impresionado por las dotes artísticas de este genial escultor. Pronto recibió más encargos para el templo catedralicio hispalense, entre ellos la Puerta del Nacimiento o de San Miguel como es más conocida en el mundo cofrade de la ciudad, por ser el lugar por donde entran las cofradías en Semana Santa , aunque el nombre viene de situarse frente a la antigua Universidad de San Miguel, fundada en tiempos de Alfonso X el Sabio.
En las obras del exterior de la Catedral el escultor Mercadante decide utilizar la arcilla. Se desconoce los motivos que llevaron al artista para  tomar esta decisión, que hace a la Catedral de Sevilla la única en el mundo de estilo gótico que las obras escultóricas de sus portadas sean de barro cocido, aunque se puede deducir algunos de esos motivos. En aquellos momentos el templo sevillano era el más grande que se construía de su estilo y requería figuras de piedra de gran tamaño, material que por otro lado carecía Sevilla y su entorno, lo que resultaría una tarea ardua de llevar a cabo.
A su llegada a Sevilla el imaginero debió de descubrir que muchos entalladores modelaban sus obras con las tierras aluviales de la Vega de Triana y las margas azules de la cornisa del Aljarafe, siendo muy apreciado los productos de sus alfares. Por eso, no es casualidad que las principales obras de escultura de la fachada de la Catedral de Sevilla estén realizadas en barro cocido, ya que existía en nuestra ciudad desde la antigüedad una larga tradición en la industria del barro.

Contaba Justino Matute en su famoso libro APARATO PARA ESCRIBIR LA HISTORIA DE TRIANA :

Por un padron que, he visto formado en el año 1596 de todas las calles y casas principales de que se componían Sevilla, consta que había en Triana diez hornos de ladrillo y tejas, y treinta de lo blanco y prieto; más el comercio de América fomentó este arte que en corto tiempo tocó á su mayor altura, y en el nuestro lo vemos decaer, sino es que dígamos precipitarse . El viajero Ponz, examinó estas fábricas por los años 1785, dice hablando de ellas: “ Merece alguna consideración la bagilla de loza, que se hace en los alfahares de Triana, para consumo de esta provincia y de otras, como también para embarcan á América: y oigo decir , que esta manufactura va mejorando consistiendo hoy en veinte y tres “maestros caudaleros , con otros doce maestros blanquero s” (i) Mas el marques de Torreblanca, director de la Real Sociedad Patriótica de Sevilla, en la Oracion que dijo en ella el 23 de noviembre de 1791, afirma que había 86 hornos de loza y vidriado, en que se empleaban trescientas cuarenta y seis personas con la utilidad de 2.291,474 reales de vellon. Hoy, año de 1817, solo se enumeran sesenta y dos hornos de loza de todas clases.”

Aquella decisión hizo de Lorenzo Mercadante de Bretaña el pionero entre los grande artistas que llegaron a nuestra ciudad, y dejaron grandes obras modeladas y cocidas en los hornos de Triana. Entre esos artista podemos destacar a su dicipulo Pedro Millán , que trabaja igualmente para la Catedral y para Convento de Sata Paula, junto al ceramista de origen italiano afincado en Triana Francisco Niculoso Pisano. En el Museo de Bellas Artes de Sevilla se puede contemplar la obra del escultor Millán Llanto sobre Cristo Muerto, realizada igualmente en barro cocido a finales del siglo XV. No podemos dejar de nombrar a la considerada obra cumbre de la escultura en arcilla para cerrar estas breves anotaciones, San Jerónimo Penitente del artista florentino Pietro Torrigienano que se conserva en el museo de arte sevillano.








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Enrique Orce retrato de niña 1945 .